Nuestra historia

En 1982, teníamos todos los elementos necesarios para disfrutar de la costa: vientos fuertes por las tardes, una playa desierta, agua cálida y limpia, banderas y buena compañía. Pero faltaba algo en la playa: cerveza. Así que decidimos solucionarlo.

Nuestra historia

Montgo di Bongo tuvo sus humildes comienzos como un bar para windsurfers. En 1982, teníamos todos los elementos necesarios para disfrutar de la costa: vientos fuertes por las tardes, una playa desierta, agua cálida y limpia, banderas y buena compañía. Pero faltaba algo en la playa: cerveza. Así que decidimos solucionarlo.

Ese mismo año, adquirimos la casa en el estado en que aparece en la fotografía. Había sido heredada por personas que ya no eran jóvenes y se encontraba en estado de semi-abandono, agravado por el mar. Durante años, un tercero la había utilizado y esto había contribuido a su deterioro.

Empezamos a mejorarla, primero con nuestras propias manos y luego con ayuda. Para conseguir un salón del tamaño adecuado, derribamos el techo y las paredes de un edificio excesivamente compartimentado. Años después, no nos permitieron volver a techar, pero el bar seguía funcionando y nosotros continuamos bronceados.

Fueron buenos tiempos, hasta que llegó «el mal» en forma de un destructivo proyecto de urbanización de la zona que contemplaba la construcción de un gran muro de hormigón: El Parque Lineal del Montañar. Nos defendimos y ganamos, por ahora.

Hoy en día, seguimos aquí, aunque el uso del lugar ha cambiado y las personas también. Lo que empezó como un club social para aficionados al deporte de playa se ha convertido en un negocio de hostelería con una gran trascendencia y fama en todo el país.

Pese a todo, seguimos contentos y orgullosos de nuestra historia y del camino recorrido.